lunes, 21 de febrero de 2011

SECRETOS Y ATRACCIÓN

Hace algunos años, un muy querido y leal amigo me regaló un disco compacto titulado El Secreto, hoy en día es raro que alguien no lo haya visto y por tanto casi todos sabrán de qué se trata lo de la Ley de la Atracción.

Cuando vi el material lo asumí y asimilé. Eran una serie de ideas que yo ya había percibido pero que nunca antes había visto sistematizadas de una manera tan clara. Todo tuvo más sentido a partir de entonces.

Cuando estaba en la secundaria mentalizaba cosas, desde libros que quería tener y que de alguna manera siempre conseguía hasta notas en los exámenes o conocer a alguna chica. Pero ahora recuerdo algunos momentos que podrían inscribirse en entre los clásicos de la Ley de la Atracción de Miguel Vásquez.

Cuando estaba en la universidad soñaba permanentemente con trabajar en un banco, me imaginaba no en una ventanilla, si no en una oficina enorme, alfombrada, de terno impecable, resolviendo problemas complicados que nadie más podría resolver. Cuando yo imaginaba y visualizaba esto con todas mis fuerzas, cualquiera hubiese dicho (y de hecho algunos me lo dijeron) que era un triste sueño de un muchacho estudiante de universidad nacional, con un jean usado y dos camisas por todo patrimonio, con mi chompa ploma de lana con figuras de llamitas y morral del ejército cruzado en el pecho fungiendo de maletín. Barbado y cabelludo más parecía un seguidor del Che Guevara que un funcionario de banco. Adicionalmente, para trabajar en un Banco, salvo que sea de asesor legal, tendría que estudiar economía, administración o contabilidad.

Al paso de los años, el sueño se materializó, una cosa llevó a la otra y fui gerente regional de recuperaciones por seis años de un prestigioso banco nacional y el único en mi tiempo proveniente de una universidad nacional. No será necesario decir que efectivamente mi oficina era enorme, alfombrada y con todas las gollerías correspondientes al cargo.

Hasta allí podría tratarse de una casualidad. Bueno, como muchos de los que me conocen saben, siempre me han gustado las mascotas. Cuando me divorcié dejé con mucha pena mis perros grandes a algunos amigos y la más pequeña junto con mis gatas a mi ex esposa. Sin embargo, ya antes de ello había escrito en mi plan de sueños: “Quiero un perro peruano sin pelo.” Ese plan de sueños anda en mi billetera bien doblado desde al año dos mil cinco si mal no recuerdo. Dejé el banco, litigué un año, trabaje en una mina el dos mil siete, el dos mil ocho concursé para mi actual empleo y vine a la selva. En todo ese tiempo no se me ocurrió comprar un perro, porque en tantos viajes no podría hacerme responsable de su cuidado. Una vez que me establecí en Iñapari, se me ocurrió que ahora si podría, pero ¿de dónde sacar un perro peruano sin pelo en plena amazonia? Sin renunciar al sueño deje que las fuerzas del universo lo decidan.

Aproximadamente en setiembre del dos mil nueve, saliendo de mi oficina veo pasar por la plaza de Iñapari un perro peruano sin pelo de muy buena estampa. Me reí y me acordé de mi plan de sueños. Averigüé de quién era y me informaron que un cocinero pollero de Cusco, había venido a Iñapari a poner un restaurant pollería y que el perro era suyo (lo había traído desde Cusco). Para no hacer larga la historia, el perro tomó la costumbre (sin que nadie lo obligue ni sugiera) de descansar en el día cerca a la puerta de mi oficina, que en ese entonces daba a un pasillo exterior. Nos hicimos amigos y yo le limpiaba las lagañas que su dueño no se daba tiempo de asear, me daba pena verlo abandonado en la calle, todo sucio, mal oliente y con heridas de peleas con perros callejeros. En diciembre el pollero decidió irse y me contó que no sabía qué hacer con el perro. Le dije que me lo deje y así es como Dubi vive en mi casa hace más de un año, le curé sus heridas y las lagañas crónicas, corté las uñas y ahora me mira desde su cama acolchada ubicada justamente frente al escritorio desde donde escribo esta nota. Es un acompañante leal. Si decido escribir hasta las tres de la mañana, él se queda aquí conmigo sin protestar. Cuando termino, sale de la casa sin que le diga nada, se mete en su casita que encargué especialmente a un carpintero de la ciudad. Tiene allí otro colchón, mosquitero y cortina de red en la puerta de acceso para que no se metan los mosquitos, yo creo que es feliz.

Hace poco colgué en facebook la misma foto que acompaña esta nota. Cuando la colgué se me vino a la mente otra cosa: Cuando vivía en Iquitos el año noventa y siete o noventa y ocho, una noche paseando por la ciudad, me fijé en una ventana que daba a la calle, desde donde se podía ver a un tipo, con una camisa blanca, una lámpara sobre el escritorio y una máquina de escribir. Más tarde averiguando, supe que era un escritor que se había autoexiliado a la selva para escribir en paz en ese ambiente paradisiaco. Yo me dije: Algún día tengo que estar así, escribiendo en un lugar igualito en algún punto de la selva.

Cuando vi la foto, me reí de nuevo. No había tomado real conciencia de la ropa que vestía ni de cómo se veía la habitación hasta que vi la foto. Sueño cumplido trece años después.

También soñaba con conocer el Brasil y vivir un tiempo allí. Igual, y sin querer sueño cumplido. Así como esos tengo varios ejemplos similares, de cosas grandes, de cosas pequeñas. Creo firmemente que si uno se concentra y confía en la existencia de la Ley de la Atracción o el nombre que quieran ponerle, la cosa funciona. La casa que tengo ahora se parece también a una de las de mis sueños (todavía tengo varios proyectos más en el papelito doblado en mi billetera)

De todas maneras, como consejo, hay que saber cómo pedir o qué pedir. Cuando mi primer matrimonio empezó a ir mal, pedí de todo corazón poder hacer feliz a la que en ese momento era mi esposa para salvar la relación. Terminé separándome al poco tiempo y divorciándome un par de años después. Alguien podría pensar que falló la Ley de la Atracción. Yo creo que funcionó, a pesar de todo el enorme cariño que le tuve y que todavía le tengo y siendo la persona más maravillosa, inteligente y buena que he conocido en mi vida, yo no hubiese podido hacerla feliz. Ahora ambos estamos mucho mejor, separados, rehaciendo cada uno su vida y siendo todavía amigos. Sé que ella es feliz y por tanto es otro sueño cumplido.

El dos mil siete era fanático acérrimo del doctor Gregory House y quería ser como él, compré todas la temporadas de la serie en CD. Entre febrero y marzo del dos mil ocho sufrí una lesión en la pierna izquierda que me hizo usar bastón durante dos meses. Hay que ser más preciso con los pedidos al universo. Ahora sólo quiero el carácter e inteligencia del Dr. House. Nada más.

Otro sueño cumplido es mi actual trabajo, el lugar donde vivo, el paisaje que tengo frente a mí mientras escribo y un montón de cosas más que me hacen razonablemente feliz. Y sucede algo interesante, a medida que pasan los años, las cosas que visualizo se materializan cada vez más rápido. Pareciera como que uno aprende a canalizar la energía o aprende a tener paciencia. No lo sé. No niego que ahora tengo más recursos como para materializar más rápido esos sueños, pero lo uno es consecuencia de lo otro creo. Lo cierto es que no se deben abandonar los sueños, pero tampoco se puede ir uno a recostar a una cama a esperar que los sueños se cumplan solos. Los sueños que se cumplen son aquellos por los que se lucha. Pero hay que tener cuidado con lo que se sueña.

3 comentarios:

  1. Hola Miguel, primero tienes razón ya el libro y el video se comercializó tanto que todo mundo sabe de que le hablas, pero no todos lo ponen en práctica, empezando por mi. Yo si creo que atraes lo que deseas con todo tu corazón, pero es claro que hay que trabajar duro por ello y la actitud con la que vives la vida dia a dia hace una gran diferencia. Que alegre que ya tienes a tu perrito peruano sin pelo ya vi las fotografías esta lindo, mi perrita es igual de fiel.
    Mucha razón tienes en que hay que saber pedir, aunque Dios no se equivoca y uno muchas veces no logra comprender el porque nos pasan las cosas sino a la vuelta de los años. Te felicito sigue así y cuando saques tu libro nomás nos avisas para comprarlo, estoy segura será un éxito

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  2. Gracias nuevamente Arely, espero materializar también lo del libro, y todo lo que uno pueda desear. Todo es posible, anda, empieza ya!!! Un besote!

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  3. lo del bastón me hizo reír a carcajadas amigo... generalmente también cumplo mis sueños.

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