martes, 1 de marzo de 2011

VIAJANDO A LIMA: CRONICA DE UNA PITCHULA VITAMINADA

El día jueves veinticuatro tenía que ir a Lima, pero dos días antes, el martes veintidós me sorprendieron con una mala noticia: Se había decretado un paro minero indefinido en Puerto Maldonado a raíz de la destrucción de las dragas informales que extraen oro del lecho del rio en la localidad de Huepetuhe, en el extremo sur de Madre de Dios. Pensé que si el paro iba a ser como otros anteriores, la cosa iba a estar difícil, recuérdese que el año dos mil ocho el pseudo frente cívico incendió la sede del Gobierno Regional de Madre de Dios casi con los trabajadores adentro.

Este asunto me desanimó terriblemente, así que desde la internet y comunicándome con amigos que trabajan en Puerto Maldonado procuré hacerle un seguimiento al paro para definir si se concretaba mi viaje. Ya había reservado los pasajes en StarPerú, mediante el pago vía internet de quince dólares por cada tramo, con penalidad no show de tal manera que si no me presentaba a lo mucho perdería treinta dólares, por lo que eso era lo que menos me preocupaba. Sí me preocupaba perderme la oportunidad de visitar Lima, de aprovechar para comprar una serie de cosas que necesitaba y sobre todo visitar a mi querido amigo Claudio, quien es, como diría Paris Hilton – una de las mentes más brillantes del milenio – my BFF.

El día miércoles veintitrés, primer día de paro, se me informó que la cosa hasta el medio día había estado tranquila y diseñé mi estrategia: Viajar pasado el medio día para llegar entrada la tarde, hora en la que los huelguistas bajan un poco la guardia, dormir en Puerto Maldonado, e irme al día siguiente temprano al aeropuerto antes de que los revoltosos tomen la vía a dicho terminal.

Tal como le había prometido a Claudio, medio en broma, medio en serio, me fui al supermercado en Brasil para comprar una bebida gaseosa que viene en unas botellitas pequeñas (como nuestra Kola Real) y que tiene el gracioso nombre de Pitchula, y que últimamente viene además enriquecida con vitaminas B, C, Magnesio y Zinc, por lo que además resulta ser una Pitchula Vitaminada. Compré tres botellas, dos de naranja y una limón y como la hora me ganaba, ya no pude conseguir los chocolates que había prometido y me regresé a casa a arreglar mis cosas.

Días antes había comprado algunos discos de música sertaneija y forró para obsequiarle a Claudio. Los acomodé con mi ropa en la mochila y también las tres botellitas de gaseosa que aseguré en una bolsa plástica negra. Luego me entró la duda de que podían destaparse en el viaje y manchar la ropa, así que les puse una segunda bolsa, pero con la duda ya encima, opté por colocarlas en un compartimiento en la parte delantera de la mochila para evitar cualquier desastre. Así entonces me fui al paradero de buses, ya que el único bus decente que va a Puerto Maldonado pasa todos los días (excepto los lunes) entre las dos treinta y tres de la tarde.

El viaje a Puerto Maldonado fue tranquilo, la ciudad estaba calma y pude confirmar en los noticieros nocturnos que el primer día de paro había sido tibio, por calificarlo de alguna manera. Al día siguiente, el veinticuatro, me levanté temprano, me di una ducha y me fui en el correspondiente motocar al aeropuerto. Llegué a las ocho de la mañana aproximadamente, noté una fuerte presencia policial y militar y me felicité por haber tomado la decisión de no correr riesgos. Los counters estaban cerrados y el único establecimiento abierto era la cafetería, en ella cuatro funcionarios del aeropuerto sentados en una mesa tomaban té o mates por lo que pude observar.

Me senté a una mesa y el mozo, un hombre mayor y de cara de pocos amigos que ya había visto en otras ocasiones, me trajo la carta. No se me ocurre que el mozo sea un empleado real, nadie en su sano juicio contrataría a alguien así para atención al público, así que supongo que debe tratarse de una empresa familiar y el mozo es el papá o tío del dueño o algo así. La carta estaba en dos idiomas, en una columna en Español y la otra en English, en la columna en español decía pulcramente Sánguches y en la otra Sandwish. Pero más abajo en español decía hot dog y en inglés hot dog también, me pregunté si no sería más adecuado perro caliente en español, si en inglés hot dog era un sandwish. Habiendo hamburguesas, sánguches de queso y jamón, sánguche de huevo y otros correctamente traducidos al inglés, caprichosamente, pedí un hot dog en español y un café americano.

Entonces el mozo otoñal me dijo:
– No tenemos desayuno todavía.
Pensé: ¡Coño, entonces para qué abren! Miré el reloj de mi celular y vi que eran las siete y treinta de la mañana, levanté la vista y miré elocuentemente a las cuatro personas que bebían té frente a mí. Miré a la caja y vi a una persona que más que cajero parecía el dueño del lugar y me pregunté mentalmente si era tan difícil que alguien me prepare un sánguche o un sandwish y un café.
– Espero – dije, pensando en que igual mi vuelo salía a las once y treinta y el mozo asintió.

Mientras esperaba, noté en la mesa, debajo del vidrio un papel impreso que decía algo más o menos así:

“Las mesas son exclusivamente para el consumo de los productos que expende el restaurant. Está prohibido el uso de computadoras. Agradecemos su comprensión.”

Me quedé pensando en lo anacrónico del asunto, mientras en otros aeropuertos se ofrece el servicio de Wi-fi, en este se prohíbe el uso de computadoras. Podía entender el hecho de que habiendo pocas mesas, la idea sea que los clientes no se queden sentados en las mesas sin consumir en perjuicio de otros clientes era razonable, pero de allí a prohibir el uso de computadores…

Pasados veinte minutos aproximadamente se me acercó el dueño - cajero y me comunicó que ya había llegado la persona a cargo de la cocina, me ofreció disculpas y yo confirmé mi pedido. Instantes después llegó mi castellanizado hot-dog y una taza de agua caliente acompañada de un sobrecito de Nescafé: De alguna manera para ese restaurant eso era un café americano, con Nescafé fabricado por Nestlé del Perú.

Cuando terminé y pesar de que todavía había cuatro mesas libres, el mozo me retiró los platos apenas me vio limpiarme los labios con una servilleta. Prácticamente me obligó a ir a pagar y para colmo ni siquiera me anotó su teléfono o email en la servilleta como la señorita moza de cierto cuento.

Terminé con calma mi desayuno y luego me fui a sentar en una de las tiesas sillas de fibra de vidrio frente a los counters hasta que se inició la atención en StarPerú, tranquilo me acerqué a pagar mi pasaje ya reservado. Una vez en la barra (porque los counters no son ventanillas porque no tienen ventanas ni mostradores porque no muestran nada, entonces deben ser barras, supongo yo) le mostré mi reservación a la señorita de atención al público y me contestó, como es lógico en el Perú, que no podía atenderme ahora y que vuelva en diez minutos. Nunca contradigo esos sólidos argumentos, después de haber tomado vuelos en un promedio de cincuenta por año durante casi seis años y pasearme por casi todos los aeropuertos del país, he aprendido que en los counters operan fuerzas misteriosas más allá del entendimiento humano. Regresé a mi asiento.

Esperé once minutos para no fallar y regresé al counter o barra de atención como ya dije, y le mostré mi reservación a la ilustre señorita y le alcancé mi tarjeta de crédito American Express (Visa y Mastercard son zapatillas a su lado) junto con mi DNI para proceder al pago. La referida dama (a este punto no me consta que sea señorita) me contestó con su sonrisa de catálogo que sólo aceptaba pagos en efectivo. ¡En efectivo! Miré alrededor y no pude ver donde había dejado estacionada mi máquina del tiempo. Luego miré nuevamente alrededor pero levantando la vista para ver si descubría las cámaras escondidas, pero nada. ¡Era verdad! Aunque no lo crean, en pleno siglo XXI, con Wi-fi, televisión en alta definición, telefonía satelital, en un país que dice estar casi a punto de ser un país desarrollado y abandonar el triste tercer mundo… ¡StarPerú no tiene P.O.S. en su counter en el aeropuerto! Ante mi mirada incrédula la mujer de rojo (la señora del counter) resolvió todo el problema diciéndome:
– Pero allí tiene un cajero – y señaló el cajero de Interbank a unos metros.
Le solté el discurso de ¿Y qué pasa si fuese un viaje de emergencia y no tuviera efectivo? Me miró con su expresión vacía y no pudo evitar encoger los hombros, pero siempre muy amablemente. Entonces recordé las fuerzas misteriosas, el triángulo de las Bermudas, la magia negra, el vudú y los counters y me fui derechito a sacar plata del cajero. Una vez de vuelta, pagué. Como era de esperarse no tenía cambio y tuve que rebuscar mis monedas para pagarle la cantidad exacta, me entregó mi tarjeta de embarque y me remitió a la ventanilla (esta vez sí una ventanilla) para pagar la tasa correspondiente. Pagué y me fui a sentar, revisé mi tarjeta de embarque y me percaté de dos cosas que me han pasado esta vez por primera vez en la vida, la primera era que mi tarjeta de embarque estaba a nombre de Vásquez Caimachi, Pánfilo Eleuterio (o algo así) y que no me había dado ningún comprobante por el pago realizado.

Regresé al counter y le expliqué a la empleada mi problema. (Como sospecharán mi ánimo ya no era tan bueno) y nuevamente con sonrisa amable me expidió una nueva tarjeta de embarque, se demoró como diez minutos despegando con cuidado el stiker de la tasa de embarque, y yo pensé que para poderlo pegar en la nueva tarjeta de embarque, casi me caigo cuando al terminar de despegarla, la engrapó a la tarjeta correcta ¿no hubiese sido mejor recortarlo si lo iba a engrapar? En fin, recibí mi tarjeta y me la quedé mirando, me preguntó:
– ¿Lo puedo servir en algo más señor?
– Claro – le dije - ¿Mi comprobante por el pago que hice?
– ¡Ah! ¿Quiere que se lo imprima?
– ¡No! Mándamelo por telepatía so cojuda
Esto último no lo dije, pero les juro que lo pensé.
– Sería bueno – le contesté con una hipócrita sonrisa en los labios. Imitando la de ella.
Me entregó mi comprobante de pago y me fui más tranquilo, ya me imaginaba yo en el Jorge Chávez jurándole a la counter que había pagado en efectivo en Puerto Maldonado y ella sonriéndome con sonrisa de counter y explicándome amablemente que el pago no figuraba en pantalla. Problema resuelto felizmente.

El vuelo estaba programado para las once y treinta, por supuestos problemas de clima, este se retrasó y terminó saliendo rumbo a Lima pasadas las dos de la tarde. A las doce mi ánimo ya estaba sobre cargado, aburrido fui a buscar un libro en un dudoso y poco creíble Zeta Book Store, ¿Por qué no me sorprendió cuando confirmé que probablemente los kioskos de las esquinas de la plaza de armas de Arequipa tienen mejores y más variados libros y revistas? Desilusionado me puse a mirar a la gente.

Finalmente llamaron para embarcar, todo un problema porque mi tasa de embarque no estaba pegada si no engrapada a mi tarjeta de embarque, ¿Es que hay alguna diferencia? El funcionario luego de mi explicación me miró con cara de “No te quieras pasar de vivo manito” perforó la tasa y seguí, mochila en mano.

En la máquina de rayos equis deposité la mochila, mis monedas, celular, llavero y otros. Pasé el umbral mágico sin generar la aterradora bocina y de pronto me sentí mirado por todos. La encargada de los rayos equis me había señalado con su dedo acusador y un gorila de un metro ochenta se abalanzaba sobre mí. Exagero creo, pero esa fue la sensación que tuve, y ahora pienso que ya sé cómo se siente un miembro de Al Qaeda. Bueno, lo cierto es que me quedé helado y al voltear veo en la pantalla del monitor las tres gaseosas brasileñas juntas una al lado de otra, pero que en el monitor parecían granadas o cuando menos bombas Molotov.
– ¿Qué es eso? – me preguntó gorilón mientras me hacía señas con sus torpes manos pre homo sapiens para que abra mi mochila.
– Pitchulas – le contesté inconscientemente, y hasta ahora no entiendo cómo no me dio con su vara en la cabeza. Se me quedó mirando a punto de golpearme y yo estallé en una carcajada
– Gaseosa quiero decir – expliqué.
Luego de sacar cuidadosamente las tres botellitas y mostrarlas, sonrieron conmigo y me dejaron pasar. Ya no les cuento acerca del avión porque si no van a pensar que estoy inventando todo esto. Baste saber que arribé sano y salvo a Lima y que las pitchulas vitaminadas llegaron a su destino.

14 comentarios:

  1. Jajaja estuvo buena jejej divertida e irónica realidad de las cosas que le pueden pasar a uno en el dia a día, que paciencia tuviste con mi caracter con un día asi quizas le hubiera gritado a alguno.

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  2. Son las cosas increibles de la vida, pero ¿qué seria de nosotros sin ellas? La vida seria aburrida, sin nada qué contar!!! Un besote!

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  3. Jajajaja las travesías de tus pitchulas, que decirte!! Cuando las vi pensé que eran mas grandes, y no, eran pequeñas, las probé y no gustaron mucho, por las dudas y no quedar mal probé dos y con eso reconfirme que no me mata la pitchula! Jajajaja pero como experiencia estuvo bien probar la gaseosa esta digo no?.

    Sigue sigue con al historia!!
    y con respecto a la mente ilustre, gracias mil gracias pero gracias ti (jaja no otra vez?! por aqui noo eso dejemoslo al fb)

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  4. Muy divertida Miguel. Me gustó mucho. Al leerla me pregunto por vez número mil ¿por qué los servicios a los turistas serán tan malos en este país tan rico y bello?
    Personas en counters mal humoradas y desinformadas, agentes de inmigraciones mal educados, guías de turismo con pésimo inglés o francés o el idioma que sea. Y meseros nada amables por mencionar unos pocos ejemplos.
    Por otro lado concuerdo contigo en que esas anécdotas hacen la vida más divertida.
    Como te dije en otro post me parece genial de lo BFF ¿de dónde sacas esas ideas? jajaja.
    Un abrazo

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  5. Gracias por el comment primo, pero lo de "una de las mentes más brillantes del milenio" se refería a Paris Hilton, y era un sarcasmo. En cambio tú eres LA MENTE más brillante del milenio y sin ningún sarcasmo.
    Me alegra que hayamos confirmado que a pesar de los reiterados intentos, la pitchula no es lo nuestro. Por lo menos por ahora...!! jajajaja. Muchos besitos primo!!!!!

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  6. Phoebe!!!! Que onda!! Cómo estás?? que bueno verte por el blog y que dejes un post!! Gracias por el comentario y sí pues, hay lugares que no se integran, no olvides que a pesar de todo, el Perú sigue siendo Lima. Pero la ventaja es que eso da espacios para quienes quieran invertir dando un buen servicio. La gente te antiende mal porque no hay competencia, por ello al consumidor no le queda otra.
    Besotes!!!!!

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  7. PD: Phoebe... lo de BBF lo saqué de la fuente inagotable de sabiduría popular y seria investigación científica que todo intelectual que se respete debe ver: MTV!

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  8. Jajajaja. Te recomiendo también E Entertainment! Ese canal es un MUST para como dices todo intelectual que se respete.
    Otro beso

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  9. Muy divertido el cuento de tus pitchulas... ero no entendi ni papa de BBF... a ver si un dia me lo explicas!!!

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  10. BFF, Best Friend Forever, extraído del programa cultural de la señorita Paris Hilton transmitido por MTV: My Best Friend Forever....
    Saludos!! Que bueno que te hayas divertido!

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  11. que experiencia para mas divertida....gracias, me ayudo a desestresarme.

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  12. Que alegría que te haya servido la crónica Miriam, gracias por leer el blog y comentarlo! Un abrazo!!!

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  13. Edgar Nunez Escobedo4 de marzo de 2012, 10:18

    Hola amigo, siempre es bueno leer algunas de tus anecdotas, sigue escribiendo, un abrazo

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