miércoles, 20 de febrero de 2013

ANALFABETOS FUNCIONALES


Un analfabeto es una persona que no sabe leer y por tanto tampoco escribir. No comprende el significado de los signos que componen el abecedario, no es capaz de reconocerlos e identificarlos con los sonidos que seguramente sí puede emitir al expresarse.

Si un analfabeto se sienta en una mesa y colocamos frente a él la palabra “oso” en un papel, no podrá conectar por ejemplo el símbolo de línea ondulada “s” con el sonido seseante que le corresponde, pero incluso si pudiera lograr esa identificación no podría ligar entre sí las tres letras para emitir el sonido “oso” y luego asignarle un significado, es decir la imagen mental de un oso pardo, negro, de anteojos o cualquier otro.

En cambio un analfabeto funcional sí sabe leer y escribir, puede asignarle sonidos a los símbolos del abecedario y componer palabras. Puede incluso asignarle un significado a cada palabra y ligar estas con una imagen mental.

El analfabetismo funcional puede tener diversos grados. De alguna manera todos pasamos por momentos de analfabetismo funcional, el problema es la gravedad e intensidad de este analfabetismo y hasta qué punto nos limita en la vida diaria y la interacción con la sociedad a niveles eficientes.

Un caso de analfabetismo funcional complejo es el siguiente: Todos sabemos construir un cubo a partir de un plano. Se dibujan seis cuadrados en un papel, más o menos en forma de cruz, se recortan y se construye el cubo. Eso en arquitectura se llama geometría descriptiva, el arquitecto se entrena durante años para poder ver dibujos planos y construir mentalmente el sólido que se produciría a partir de ese determinado dibujo. Es decir, el arquitecto es capaz de interpretar el plano y asignarle mentalmente la imagen de un sólido. Nosotros, los que no somos arquitectos somos analfabetos funcionales en geometría descriptiva, nuestra capacidad se agota en un cubo, un cono, una pirámide y allí se termina normalmente.

Un músico es capaz de leer los símbolos dibujados en un pentagrama e imaginar los sonidos que se producirían a partir de ellos. Los que no somos músicos estamos incapacitados para esta labor, no hemos entrenado para leer pentagramas y nuestro cerebro no se ajusta para imaginar sonidos complejos a partir de la lectura de claves, negras, blancas, corcheas, semicorcheas, fusas y semifusas, luego somos analfabetos funcionales en música.

Lo mismo pasa respecto al programador de ordenadores, al ingeniero, al contador, al dentista, el médico, etc.

Pero ese nivel de analfabetismo funcional está socialmente aceptado porque tiene que ver con la especialización, si he invocado estos ejemplos es sencillamente para que se entienda mi punto de vista, punto que paso a describir:

La gravedad del analfabetismo funcional genérico es que impide algo tan sencillo como la comprensión de lectura. El analfabeto funcional comprende las palabras y significados, por ejemplo si la frase es “El oso come miel” el analfabeto funcional puede imaginar un oso y la miel y eventualmente visualizar al oso comiéndola.

El problema va en procesos lingüísticos más complejos. En una composición con multiplicidad de ideas, con problemas lógicos más elaborados, el analfabeto funcional se rinde, por tanto se frustra y termina cerrándose, lo que genera como consecuencia un círculo vicioso, pues abandona la lectura. Este abandono no hace otra cosa que recrudecer su estado de analfabeto funcional.

El analfabeto funcional al frustrarse se justifica, al no poder leer bien, tampoco escribe bien ni siquiera oraciones sencillas. Su ortografía es pobre, y si uno osa corregirlos, muchas veces salen con frases tan estúpidas como “El que tiene plata escribe como quiere”; pues no, no es cierto. Estadísticamente los analfabetos funcionales están ligados a altos índices de pobreza y criminalidad.

Seguramente se preguntarán el porqué escribo acerca de los analfabetos funcionales. Pues bien, es porque estoy sumamente preocupado. Gran parte de las personas que conozco directa o indirectamente, no leen, y cuando lo intentan no son capaces de comprender conceptos complejos. Lo que revela que el promedio anda muy mal. Me pregunto si esto no tiene que ver con la automatización de  los medios. Obsérvese el facebook por ejemplo: Si se analiza, hace tan solo tres años, la mayoría de posts eran básicamente texto, las personas se veían obligadas a leer y usar su imaginación. Ahora son solo imágenes con algún texto pobre. Las personas no leen textos largos, si usted postea un texto de más de cinco líneas, reduce automáticamente el número de lectores. Me parece que pronto la gente empezará a comunicarse como Tarzán.

Geometría descriptiva, programación de computadoras, planes contables, física, etc., solo se aprenden mediante estudios especializados. Comprender lo que se lee solo se aprende leyendo, no hay otra forma. Resulta curioso que en el mercado existan manuales de comprensión de lectura para postulantes a universidades y otros. ¿Es posible “enseñar” a comprender lecturas con un manual? Evidentemente los compradores de estos textos han sido vilmente engañados, eso no es posible. Solo se aprende a leer leyendo.

Marco Aurelio Denegri afirma, y yo le creo, que cuando se entabla un diálogo entre dos personas, la conversación se mantiene en el nivel más bajo, nunca en el más alto. El interlocutor mejor preparado se verá obligado a descender al nivel del otro para poder mantener el diálogo.  Es por ello que las conversaciones en el facebook son usualmente tan pobres.

A eso se suma que así como somos lo que comemos, somos también lo que leemos, lo que vemos. Consumir tanto amarillismo, tantos comentarios muchas veces soeces y pobres, nos arrastra al embrutecimiento. Solución: Dejar de consumir esa información. Es por ello que en los últimos días decidí reducir sustancialmente mi número de contactos. No estoy dispuesto a convertirme en cómplice de mi propia estupidización.

Yo sinceramente no le veo la solución al problema, el Estado no está dispuesto a invertir en educación, solo nos queda educar a nuestro entorno, a nuestros hijos, a nuestros familiares, tratar de no reducir el nivel de las conversaciones y más bien aumentarlo. No olvide, mire a su alrededor, vea a sus cinco amigos más cercanos, con los que comparte más. Obsérvelos bien y sabrá quién es usted. Es innegable que somos el promedio de las cinco personas más cercanas a nosotros. Piénselo.

1 comentario:

  1. Muy cierto todo lo que dice porque día a día pasa esto..

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