domingo, 4 de septiembre de 2011

EXCUSAS PARA NO SER FELIZ

Mirando al pasado, es sorprendente la cantidad de veces que he inventado excusas para no ser feliz, lo que equivale a jugar ajedrez con uno mismo y darle las mejores jugadas a las negras o tratar de conducir el auto con el freno de mano puesto.

Cuántas veces me he negado un placer diciéndome “tengo que ahorrar.”

Cuántas veces he dejado de dar una vuelta por el parque con el pretexto de que “soy un hombre muy ocupado.”

Mi pecho y mis piernas estaban descoloridos, faltos de sol, decía: “Si yo voy a pasear ¿Quién mantiene esta casa?”

Siempre había algo que hacer, césped qué cortar, quitar las enredaderas del cerco, limpiar la parrilla, poner un clavo en algún sitio, matar las hormigas: “Si no lo hago yo ¿quién lo hace?”

Pero me di cuenta que no vale la pena. En Arequipa me encantaba el verano, ir en la mañana a la playa, descansar, meterme al agua, tostar mi piel al sol. Al regresar por la tarde ir a comer un buen cebiche con un buen chicharrón de calamar. Lo único malo es que allá el verano es solo tres meses. ¡Aquí es prácticamente todo el año y no lo estaba aprovechando!

Ahora le pago a alguien para que corte el césped, lo hacen mejor que yo.

Sigo ahorrando, pero ya no con pesar, si no con alegría y satisfacción. ¿Para qué privarse de cosas? Lo que nadie te quita es lo vivido.

Ahora prefiero dedicar un sábado a encender leña en el horno, experimentar con las carnes, las especias. Me estoy volviendo un sibarita y me gusta.

Termino de trabajar a las cuatro. Hago ejercicio, leo, veo televisión. Escribo.

Si las hormigas deciden ser mis inquilinas, bienvenidas sean.

Mis mayores esfuerzos últimamente apuntan a apartar de mí personas negativas. Es lo más saludable que hecho.

En los últimos meses tomo menos pastillas para cualquier cosa. Es más, prácticamente ya no tomo ninguna pastilla.

El paraíso está a la vuelta de la esquina y muchas veces no lo vemos.

Estas últimas semanas tomo una buena parte del tiempo para mí, para estirar las piernas al sol. Para leer un libro frente a la piscina. Para pedirle al mozo lo que se me antoje sin mirar el precio en el menú.

Últimamente me siento feliz. Cada vez encuentro menos excusas para no serlo. Estoy viviendo en el paraíso, están todos cordialmente invitados.

6 comentarios:

  1. Miguel tienes mucha razón, yo trato de vivir esa filosofía aunque hay momentos en que es complicado pero es parte de la vida. Lo importante es que la felicidad está en los pequeños detalles y en las cosas que no tienen precio, allí está la belleza de la vida. Un besote ;)

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  2. Pero el esfuerzo consciente y cotidiano ayuda muchísimo!! Un beso enorme, muchas gracias por el comment. Muaack!!!

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  3. Muy cierto corazón, también aprendí, después de muchas pérdidas, a llegar a ese punto que tan bien has descrito. Hubiera querido aprender a vivir años atrás, pero creo que todo tiene su momento y su razón de ser...Un beso y felicitaciones por tu nuevo estado de vida

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  4. Gracias Carol. Creo que es un proceso intentar llegar a ese punto, al que no se llega nunca al 100% por cierto; pero el intento bien vale la pena. Un abrazo!!

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  5. Felicitaciones Miguel, como te dije tu nota me hace pensar en lo que me hace feliz y concuerdo contigo en que a veces buscamos pretextos para no ser felices. Me da muchisima alegria saber que eres feliz. Un abrazo querido Miguel

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  6. Gracias Gretha!! Gracias por tu alegría! Es cierto, tenemos que, en todo caso, buscar excusas para ser felices..!! Un abrazo!!!!

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