martes, 27 de septiembre de 2011

AMISTAD

Desde mi más temprana juventud he tenido un especial respeto por la palabra amistad. Tengo la firme convicción de que la amistad es un sentimiento mucho más complejo y elaborado que el amor. Estoy seguro de que muchos podrán pensar diferente y considerar al amor como el sentimiento más sublime, pero en mi caso no es así.

Este no pretende ser un ensayo elaborado, precisamente por lo complejo del tema, pero si una lista de ideas sueltas.

Primero me parece detestable que cuando uno pasea en los mercadillos de cualquier ciudad de país, los vendedores y “jaladores” digan “Amigo, ven pregunta sin compromiso.” “Amigo, pruébate” “Amigo, ¿Qué estas buscando?” en un vano intento de tratar de entrar en confianza y peor aún cuando usan el diminutivo “Amiguito”.

No voy a abundar mucho sobre el tema, baste decir que el uso de la palabra denota dos cosas, falta de respeto y poco vocabulario. Falta de respeto por la palabra “amigo” y por la persona a quien se dirige con este término, todos tenemos un nombre y esperamos como mínimo que nos llamen por él. Lo segundo es una notoria falta de vocabulario, si una persona no sabe el nombre de otra, se puede usar “señor”, “señora”, “señorita”, “joven”, “niño”, “mozo”, “caballero”, etc. Otra cosa sumamente detestable es llamar en un restaurant “amigo” al mozo.

El tema se reproduce en las redes sociales. El “amigo” o “amiguito” se disparan indiscriminada y arteramente: “Gracias por tu comentario amiguito.” ¿Amiguito? ¿Acaso no aparece mi nombre en mis posts? ¡Llámame por mi nombre! ¿Crees que por que te agregué como contacto eres “mi amigo”? ¡Por favor!

Mis amigos, los de verdad, puedo contarlos con los dedos de una mano.

Siento que uno de los requisitos de la amistad es que aguante todo. Y cuando digo todo, es todo. Aquí no hay límites ni nada. Si no aguanta todo, alguno de los dos está sobre valorando esa relación llamándola amistad. Tal vez desea con todo el corazón ser amigo de la otra persona, pero la cuestión no funciona así. La admiración unívoca no genera amistad.

Ahora, otra cosa que se debe comprender, es que la amistad no es una relación de exclusividad, “mi mejor amigo” (para mí) no necesariamente me considera “su mejor amigo”, esto debido a que otro requisito de la amistad es que debe ser lo suficientemente elástica como para dejar espacios al otro y dejarlo tomar sus propias decisiones respecto a sus propias categorías. Como fácilmente se ve, eso no podría existir en el amor, por ejemplo, que si requiere exclusividad.

Una persona no podría ir a donde el que considera mejor amigo y decirle “yo tengo que ser tu mejor amigo, porque tú lo eres para mi” eso es una baja y vil manipulación. Así tampoco funciona.

Mi mejor amigo, por ejemplo, fue en algún momento mi alumno, y luego mi pupilo. Lo vi crecer y desarrollarse, ahora es una persona que admiro. Supongo que él ha cultivado también valiosas amistades en ese proceso. Hemos pasado de todo y la amistad aguanta. No veo la forma en que esa amistad pueda romperse. Es de esos asuntos en los que uno puede dejar de hablar años y de pronto retomar todo en un día como si el tiempo no hubiese transcurrido.

Entre otros admirables amigos uno está en Brasil, trabajando y viviendo la vida como debe ser, otro vive en Lima trabajando las 24 horas del día creo. Es muy reservado pero es un muy buen amigo, tan buen amigo que aguanta todas las barbaridades que le hemos hecho y hacemos con buen humor y creo que sin cuestionar nunca la amistad.

Yo tengo categorías o estándares muy altos para la amistad. Siento que un amigo es aquél al que le daría mi cama para que duerma si le falta, con el que dividiría mi último pan, ¡le prestaría un libro! a un amigo mío es aquel al que le digo sinceramente que lo quiero. Y yo no hago eso con cualquiera.

De otro lado soy exigente con aquellos a los que espero se conviertan en mis amigos. Tienen que ser personas con las que podamos hablar un lenguaje común, temas en común. Cierta velocidad de procesamiento que nos haga estar en cierta frecuencia.

Hasta ahora he contado tres y paro, tengo ilustres conocidos. Tal vez alguien que lea esto y se consideraba mi amigo y se percate que no está en la lista de tres, se sienta mal. Pero bueno, también está la lista de los amigos a secas, los íntimos, los cercanos, pero que no llegan al estándar de mejor amigo, desde mi punto de vista. Quien sabe yo soy mejor amigo de alguien, desde la perspectiva de ese alguien. Sería bonito enterarme.

Un error frecuente es que muchas personas conozcan a alguien y automáticamente se auto atribuyan la calidad de amigo. Siempre se me ocurre que es como una estructura jerárquica piramidal. Cuando recién se empieza, se está en la plataforma, no se debe pretender llegar a la cúspide en dos días. Más importante aún, no se puede competir con los que están en la cúspide. La soga se rompe siempre por el lado más débil. Yo priorizo. Si tengo que decidir entre uno de mis amigos antiguos y uno reciente, preferiré a los antiguos. Quizás alguien decida por los recientes, yo no.

He perdido muchos amigos en el transcurso de toda mi vida, algunos que creí en algún momento mis mejores amigos. Pasaron cosas, en algunos casos crecí y ellos no crecieron a mi ritmo. Tuve que decirles adiós, no tengo vocación de arriero. Seguramente muchos de ellos crecieron más que yo y me dijeron adiós, igual, no me gusta ser ancla de nadie. En otros casos sencillamente me equivoqué y habían intereses subalternos a la amistad o más simple aún, confundimos las cosas.

Un indicador interesante es la ruptura, cuando una amistad está a punto de romperse, sucede que alguien acude con el argumento de “espero que valores esta amistad y si realmente la aprecias y valió algo, recapacitarás” esto es otra vez manipulación. Nuevamente, la amistad no funciona así. Cuando veo que alguien usa ese argumento es que en realidad esa amistad nunca lo fue. Detesto la manipulación ajena, solo soporto la mía. Además, he crecido con mi madre y cuatro hermanas. Soy un experto en el arte de la manipulación, y como consecuencia, sé distinguir de inmediato cuando alguien pretende ejecutar alguna.

La amistad se resuelve en primera y cara a cara (aunque yo soy de la idea de que no debería llegar nunca a ese punto)

En una oportunidad uno de mis mejores amigos, hace años, me hablaba y hablaba acerca de un producto que era un éxito en el mercado. Yo tuve cierto temor. Nunca he sido un buen vendedor, pero parecía algo razonable, mi principal miedo era cambiar mis paradigmas personales y empezar a vender cosas. Ese miedo me impedía comprar el producto, por lo que me incomodaba un poco que cada vez que me encontraba con él, insistía con el tema. Pensé seriamente en el asunto. Llegué a dos conclusiones: La primera era que mi amigo me insistía con el asunto porque realmente creía que yo podría ser un éxito trabajando con él. Apreciaba mis calidades y mi amistad. Lo segundo es que me incomodaban sus permanentes referencias al producto y no quería poner en riesgo nuestra amistad por ese asunto. Así que aboné los más de mil dólares y compré el producto. Hoy a la luz de los años y por todo lo que he aprendido para mi vida personal desde que compre ese producto, a pesar de no haber recibido ingresos directos por él, puedo afirmar que valió cada dólar invertido.

Sin embargo, en aquel entonces, unas semanas después el asunto me daba vueltas en la cabeza y sintiéndome culpable, me confesé con mi amigo, le expliqué mis conclusiones y al final le dije:
- Te voy a ser sincero, estaba incomodo con el asunto y he pensado que nuestra amistad era más valiosa que los mil y pico dólares que valía el producto, y fue una de las razones que me llevó a comprarlo.
Y él con la sinceridad más grande del mundo y con esa velocidad mental que siempre le he admirado me dijo:
- ¡Pinche cabrón, yo debería estar ofendido, le has puesto precio a nuestra amistad!
Nos reímos los dos y no dijimos más. No lo necesitábamos, nuestra amistad no tiene precio.

2 comentarios:

  1. Yo igual tengo pocos amigos... muy pocos en realidad.. y todos se han forjado con el tiempo, y concuerdo contigo en que la amistad es un sentimiento muy valioso. Me considero muy mal amigo... normalmente no cultivo la amistad, es decir, no estoy permanentemente dando llamaditas y mandando tarjetitas... pero cuando "mi amigo" necesita ese pan, o ese lecho donde dormir, se los doy sin reparos... en eso concuerdo totalmente contigo. Sin embargo, siento que hay algo de autosuficiencia exagerada cuando hablas del rompimiento de la amistad... si realmente hay amistad no tendría porque ser así, aun cuando crezcas o tu amigo crezca más que tu... creo que el respeto por las personas que amas (como amigos) merecen un póquito mas de tolerancia... definitivamente la amistad te da un haz de hermandad que no te da la sangre o el amor de pareja... Un fuerte abrazo Miguel Angel... Tu post es algo así como ácido..., fuerte, algo amargo... pero como el buen café, bien reposado sabe bien... Buen post.

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  2. Gracias por el comment Edwar. Yo también creo que soy poco propenso al diario cuidado de la amistad. Por eso es que mi perspectiva es más agresiva, se da o no se da. Entonces pienso que mi amistad es mas como flores silvestres y la de las personas que se preocupan, como un rosal.
    Respecto al rompimiento, pues eso es, si se rompe era porque realmente no era. Pero también existe lo otro. La gente crece y debes dejarlos ir. Y a veces en ese ir la amistad de debilita y finalmente se disuelve, en esos casos casi nunca de una manera traumática. Yo tenía un super amigo alguna vez, nos dejamos de ver, tomamos rumbos diferentes, paso mucho tiempo y un día nos encontramos. Fue extraño, sentados los dos nos dimos cuenta que no teníamos ya casi nada en común y por supuesto nada de qué hablar.
    Gracias de nuevo Edwar y en especial por las palabras finales, brillante!

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