sábado, 30 de julio de 2011

RITA (Cuento)

Rita grácil e impalpable danza con el viento dibujando infinitas cabriolas en el pináculo de la aurea y verdosa colina que se eleva en el medio de su chacra en las afueras del pueblo. Su tosca saya de térreos matices, flamea cual bandera alrededor de las torneadas astas de marfil que son sus firmes pantorrillas. Cuando gira sobre sí, con los ojos cerrados y los brazos extendidos, sus largos cabellos negros vuelan, flotan y se enredan sobre su rostro dorado por el sol, dibujando un precioso marco de arabescos a su alba sonrisa.

Rita sueña con campos de maíz y de cebolla en flor, con árboles de molle y cedrón, con botones de jazmín. Escucha a lo lejos los cencerros, el céfiro le trae en oleadas alternadas los olores intensos del ejido, el cálido del pasto fresco, el acre de la bosta y el dulce de las parras de la huerta donde los pámpanos se agitan y cual centenares de enormes manos le dicen adiós; ella se levanta, se pone de puntitas de pie y les hace adiós también con su mano y ríe… y su risa riega los prados, moja las copas de los árboles, alimenta a las vacas, nutre a los cuyes, engorda a las gallinas, cura a los cerdos, alborota a los perros y alegra a los corderos.

Rita se baña en el rio, tararea un yaraví antiguo y el agua canta con ella. Siente las piedras redondas acariciando sus piernas junto a la corriente, alza sus brazos y deja caer las palmas de sus manos sobre la superficie del río, cierra los ojos y siente las gotas frías salpicando su pecho, su cara y sus hombros. Recuerda su niñez y se ve en el mismo lugar, sentada sobre las piedras, golpeando el agua con sus manitas, eleva su rostro al sol, levanta sus brazos y hace una vez más lo mismo... ríe…. y su risa se empapa de agua cristalina y de gotitas de rocío, se esparce sobre la corriente y flota, se va con los peces al mismo tiempo que las ranitas en la orilla la ven pasar y croan sin cesar.

Rita se recuesta con la ropa mojada sobre la alfombra de pasto verde, siente el sol tostando sus mejillas, secando las prendas sobre su cuerpo inmaculado, todavía limpio de pasión y de dolor. Abre los ojos y el azul del cielo la hechiza, ve pasar una nube arrastrada por el viento, luego otra, algunas más, son cúmulos, cirros, para ella corderos, conejos de formas raras, cierra los ojos y respira profundo, se nutre del olor de la savia, estira los brazos, sueña y ríe... y su risa hace crecer bajo la tierra a la zanahoria y la papa, le regala aroma al cilandro y al perejil, endulza las manzanas y la naranjas.

Rita ríe y me hace vivir.

4 comentarios:

  1. vaya Miguel, distinto pero muy bueno, una ,ezcla de relato con poesia sutil hacen ligero y alegre el relato, es un muy buen experimento, te quedo muy bueno! super!

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  2. Gracias Claudio!!!!! Tienes razón, tiene mucho de poesía. Que bueno que haya quedad bien, vamos a intentar algo más por ese camino. Un abrazo!

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  3. Si quisiera decir una frase graciosa diría: "Te has enamorao de una chola oe..." jajajajajaja. Pero creo que esto es más profundo. me gusto mucho, aunque creo que le pusiste más énfasis poético en el primer párrafo, igual, te hace imaginar a Rita, a sus campos, y a sus nubes!!!!

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    1. Jajaja!! Gracioso eres!!! Mentira, ahora en serio, qué bueno que te haya gustado. Efectivamente el primer párrafo tiene el enganche, un abrazo!!!

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