viernes, 29 de julio de 2011

LA SONRISA (Cuento)

De pronto entró a mi oficina. Estaba vestida de traje, pero no lucía como imaginé que estaría. ¿Cuántos años habían pasado? ¿Diez? ¿Quince? Sonrió con esa sonrisa que era solo suya, una sonrisa cortés mezclada con irradiante simpatía. Me saludó con formalidad y le señalé la silla para que tome asiento. Me preguntó por un trámite. Le indiqué rápidamente el mecanismo mientras pensaba si realmente no me había reconocido. Cuando terminé de explicarle puse en práctica mi mejor expresión de cordialidad y le pregunté: ¿Pero cómo estás? Ella sin dejar de sonreír me miró brevemente, luego miró al suelo e hizo con la mano derecha un gesto de negación con todos los dedos extendidos. Se levantó sin decir una palabra y me sentí atontado. Cambié de expresión y me puse de pie, le indiqué la salida de manera formal y la despedí tratándola de usted.

Me senté en mi sillón y me quedé absorto pensando en su sonrisa. ¿Cuántos años tiene ahora? Hice cálculos, ya debería pasar los cincuenta. Pero su rostro era el mismo de aquél entonces. Había algo extraño. Miré alrededor. Todo estaba bien aparentemente. Era mi oficina, era yo, todo en su sitio, los treinta y cinco grados sofocantes, la humedad al noventa por ciento y hasta la extraña sensación en mi estómago y mi espina dorsal producto de haberla visto después de tantos años. Pero su rostro… sí, era el mismo. Abrí la carpeta en el computador, allí estaba la sonrisa, era la misma, exacta, plasmada en una foto que de casualidad y con nostalgia había estado viendo estos días. No había duda, estaba soñando. Me senté en el sillón, miré por la ventana y esperé pacientemente a despertarme.

2 comentarios:

  1. Miguel, que buen micro cuento! me gustan este tipo de historias, te quedo muy bueno! felicidades

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  2. Gracias Claudio por el comentario y por el permanente apoyo. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo primo y exitos!

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