sábado, 3 de diciembre de 2011

LIMA, CAFÉ, VINO, EL COLOMBIANO QUE VINO Y DOS LIBROS INESPERADOS

El veintitrés del mes pasado partí rumbo a Lima en un accidentado viaje en su primera etapa, de esos en los que hay que hacer cinco cosas por día y si falla una se descalabran las demás. Fui ligero de equipaje porque sabía lo que me esperaba. No llevé lentes oscuros ni cámara fotográfica y respecto a la ropa, lo mínimo indispensable.

En Puerto Maldonado y luego de hacer todas las gestiones programadas durante la mañana, imprescindibles por cierto, me fui al aeropuerto en el consabido torito, la versión terrestre del peque peque. Una vez allá, esta vez no tuve quejas, noté con alegría que el restaurant ha cambiado de aspecto y diseño. Pero el dueño sigue siendo el mismo, lo que es muy saludable, porque ha tendido el valor de cambiar los paradigmas de su negocio. También noté con felicidad que el señor ese malhumorado que antes hacía de mozo, ya no está más.

El viaje fue pesado debido a que el avión se quedó más de una hora parado en Cusco, nos contaron el cuento chino del combustible y la parada técnica, pero con mis kilómetros de recorrido noté que era por un tema de visibilidad, el cielo estaba cerrado por las nubes.

Fiel a los buenos amigos, me fui al departamento de Claudio apenas llegué a Lima, el depa está ubicado en una zona que no podría ser mejor y está muy bonito y acogedor. El primer día nos fuimos de shopping y paseo. Compramos unos buenos libros, infaltables Bryce y Vargas Llosa y una recomendación especial, un libro de cómo explicar las ideas mediante dibujos simples, un éxito. Luego canjeamos puntos por fragancias metiendo la nariz en una caja llena de café de rato en rato y al final compramos un vino y nos fuimos a beberlo al departamento junto con el primo Sergio.

Pude notar en los días que estuve que la mamá de Claudio está muy bien, se agita un poco pero está conversadora y alegre como siempre y eso es un muy buen síntoma. También se queja del agua que corre, el viento que azota, los pajaritos que no cantan, la mesa que regaló y la que falta comprar, la familia, las amigas y las vecinas… pero ¿es o no un buen síntoma? Yo creo que sí. Si la hubiese encontrado calladita, me hubiese preocupado. Yo la quiero mucho tal cual.

El día más divertido fue el viernes. Había un evento de presentación de un nuevo producto en la empresa donde trabaja Claudio. Allí me presentó a un colega suyo – por gerente – y mío – por abogado – que había venido al Perú para el lanzamiento.

El colombiano, un tipo simpatiquísimo, nos fuimos a tomar unas cervezas con él, Claudio y Sergio a Larcomar y luego unos tragos de nombre indescifrable en algún antro de Miraflores, conversamos largo y me di cuenta que nuestro invitado tenía un talento muy peruano y seguramente más colombiano: ¡Qué manera de hacer uso de la antológica e imperecedera técnica, tan peruana ella, del floro! Veinte mil palabras para decir una sola cosa. ¡Lo máximo!

Pasamos un buen rato y luego en medio de una típica garúa limeña de madrugada nos fuimos a descansar. Yo dormí solo tres horas porque tenía que estar en el aeropuerto a las nueve de la mañana. En el trayecto el taxista casi choca dos veces. Yo creo que andaba nervioso, lo confirmé porqué le pregunté ¿Qué has hecho anoche compadre?, después del segundo incidente y me dio una larga explicación de porqué casi choca. Justificación no solicitada. Ya saben cómo funciona.

Lo cierto es que ese mismo día por la tarde estuve en mi casa. Allí descubrí una grata sorpresa, Claudio me dio un paquete conteniendo los libros que gané en el concurso nacional de ensayos organizado por el Centro de Investigaciones Judiciales del Poder Judicial de mi país, ello junto al diploma que le entregaron cuando asistió a la ceremonia de premiación en mi representación. No me alentaba mucho la idea porque sabía que los libros eran ejemplares de la revista oficial del Poder Judicial, así que no me entusiasmaba mucho porque yo ya tenía esos ejemplares en mi biblioteca, es decir ahora los iba a tener por partida doble. Pero lo bonito es que cuando abrí el paquete ya en Iñapari, descubrí con alegría que además de la revista había tres ejemplares más que yo no había considerado. Uno de ellos la impresión de los acuerdos plenarios en materia penal de la Corte Suprema de diciembre del año pasado, pero más importante: Dos libros, en tapa dura, de la historia de la Corte Suprema, un fino, exhaustivo y detallado trabajo de la historia jurídica del Perú republicano, ambos de la autoría mi querido amigo arequipeño, excelente académico y mejor historiador Carlos Ramos Núñez, quien es en este momento sin duda alguna el mayor experto en el Perú acerca de historia del Derecho.

Así que finalmente me traje de Lima bonitos recuerdos como siempre, varios buenos libros dos de ellos sorpresivos, buenas noticias, un nuevo amigo y sobre todo la alegría de haber pasado buenos ratos con Claudio y su familia, que siempre son mis mejores momentos cada vez que voy a Lima.

6 comentarios:

  1. Jajajajaja que buena nota miguel, floraaaaaaasoooooo…. Gracias por la compañía, por decidir quedarte en casa, que aun no esta al 100%, pero poco a poco va tomando forma, ya la próxima vez que vendrás estará en su totalidad lista, este viaje si fue distinto, no estaba tan disponible como es costumbre pero mil gracias por participar de mis cosas también, el libro que me regaste lo tengo envuelto esperando un poquito mas para declararlo mi primer regalo de navidad :)

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  2. Gracias primo más bien por tu hospitalidad! La pasé bien y fue divertido a pesar de que yo también tuve ajustada la agenda. Que buen detalle el del libro, que bueno que sea tu primer regalo de navidad y verás que te va a gustar mucho! Un abrazote!

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  3. No pude poner "me gusta", pero puse "+1".... me gusta cuando cuentas cosas así... se nota que se llevan muy bien con Claudio. Yo tengo un amigo algo así como ustedes y ahora es padrino de uno de mis hijos... Respecto al lugar en Miraflores de nombre indescifrable conociéndote seguro era el DOWNTOWN jajajajaja (broma mano) recuerda que estas sonriendo más seguido... jajajajaja

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  4. No no Edwar, lo indescifrable era el nombre de los tragos, no el del lugar jajajaja! Y sí, pasamos por Downtown, pero no te vimos...!! Un fuerte abrazo maestro!! Gracias por leer el blog!!

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  5. Miguel Ángel:

    Me alegra que obsequien esos ejemplares,. Debes exigir otro libro sobre Historia del'Palacio de Justicia.

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  6. Gracias por comentar el blog Carlos!! Un fuerte abrazo, efectivamente los dos ejemplares que comento uno era: "Historia de la Corte Suprema de Justicia del Perú" y el otro: Historia del Palacio Nacional de Justicia." Ambos muy buenos trabajos tuyos por cierto y ocupan un lugar especial en mi biblioteca. Saludos!

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