miércoles, 29 de junio de 2011

PESCADOR DE ALMAS

Simón Pedro, si en realidad existió, de acuerdo al relato bíblico era un tipo sencillo. Era pescador y al parecer no muy bueno. Probablemente no sabía escribir ni leer. Su verdadero nombre era Simón, el adicional nombre de Pedro se lo puso Jesús como una especie de apodo, para identificarlo. No se debe olvidar que en aquella época las personas no solían llevar apellido, por tanto eran reconocidos por otros datos, por ejemplo el lugar de origen “el samaritano” respecto a quien había nacido en Samaria, o el “el hijo de Efraín” por referencia al padre, e incluso por los hermanos si el nombrado resultaba ser menos conocido que el otro “el hermano de Zebedeo”, también por el cargo “el recaudador de impuestos” o por las preferencias políticas “el Zelote”, por tanto el nombre de Simón Pedro en aquél entonces debe haber significado algo como Simón “piedra” o más apropiadamente Simón “el pétreo”.

Simón era un hombre simple y una fuerte personalidad no era precisamente su mejor atributo, tres episodios de su vida lo pintan de cuerpo entero: Según Lucas cuando conoce a Jesús, al ver que las redes salían rebosante de peces luego de que él no había podido pescar nada, cayó de rodillas y dijo: “Apártate de mí, señor, porque soy hombre pecador.”; más adelante es incapaz de mantenerse sobre las aguas, siendo reprendido por el propio Jesús por su poca fe y luego el mismo Lucas cuenta cómo cuando Jesús anunciaba su muerte Simón afirmó estar dispuesto a ir no solo a la cárcel con él, sino también a la muerte, para luego negarlo tres veces antes de que cantase el gallo y cuando la situación se había puesto bastante complicada para los seguidores del mesías. Su simplicidad se ve reflejada en el episodio en el que los espíritus de Moisés y Elías se aparecen a Jesús y Simón Pedro se acerca confundido para preguntar si debían hacer tres ramadas para cobijar también a estos invitados o cuando Jesús narra la parábola de los siervos que esperaron en vigilia a su señor, y Simón Pedro pregunta: “¿Dices esta parábola a nosotros, o también a todos?”

Sin embargo con todas estas carencias Jesús lo escogió como su mano derecha, cuando había otros que administraban mejor, como el propio Andrés, recordando el evento de la multiplicación de panes y peces. Tal vez fue precisamente por la sencillez, un hombre incapaz de cuestionar.

¿Por qué la incapacidad de cuestionar puede ser una ventaja? Simple: Existe un viejo proverbio oriental que dice que las virtudes superiores son como agua cristalina y la conciencia humana como un vaso. Con el tiempo este vaso se va llenando de agua turbia y suciedad, la única forma de colmar la conciencia con virtudes superiores es liberando el vaso, dejándolo completamente vacío. Luego recién se podrá colmar con las virtudes superiores. En nuestra vida diaria es difícil aceptar nuevos paradigmas, incluso sabiendo que pueden ser mejores que los viejos. Por ello resulta difícil incorporarlos cuando aquellos chocan con los que ya tenemos arraigados. En este orden de ideas es mejor ser un vaso limpio, y eso era Simón Pedro. Al no tener preconceptos ni ideas preconcebidas más allá de su propia inseguridad, era un personaje adecuado para aceptar sin contradecir ni cuestionar nuevas ideas. Al parecer las asimiló como Jesús esperaba al extremo de ser luego reconocido como el primer Papa y conducir a una primitiva iglesia en sus primeros pasos rumbo al monopolio de la fe.

Simón Pedro fue un humilde pescador, luego se convirtió en discípulo de Jesús y pescador de hombres. Probablemente experimentó con intensidad en su vida la fuerza y la paz que otorga el amor incondicional al prójimo. Era un espíritu noble y probablemente puro, sin más aspiraciones que finalizar el día con las redes llenas. Probablemente, al igual que Jesús, él tampoco aspiraba a crear un organización elefantiásica, multimillonaria y burocrática, probablemente y tal como Jesús lo hiciera, solo quería transmitir con su propio modo de vivir el mensaje de paz y de abundancia de espíritu a sus hermanos.

Probablemente nunca se imaginó que se le asignaría un día del año para recordarlo y que en un perdido país del tercer mundo sería santo patrono de de todos los pescadores.

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