lunes, 31 de diciembre de 2012

REFLEXIONES 2012


Después de un tiempo de no escribir, cada día se hace más difícil. Es ese el motivo por el cual el dos mil once me impuse la meta de una nota por semana y eso me mantuvo alerta, este año cometí el error de no ponerme ninguna regla y la consecuencia fue la notable sequía de notas y cuentos. Esto deja una lección: Plantear metas claras y consistentes.

Este año pasaron muchas cosas, la mayoría buenas y algunas no tanto. Nunca pasan cosas malas, las cosas pasan por algo y hay que saber extraer el mensaje y lección de cada una de ellas. La vida es cíclica, me di cuenta que la prensa (sobre todo la amarillista) tiene una frase que le encanta usar: “Empezó la cuenta regresiva para…”; es una tautología. En términos prácticos todo tiene su cuenta regresiva iniciada desde el día que comienza. Nuestra vida empieza su cuenta regresiva para su fin desde el día que nacemos, depende de la óptica que le demos, si es un día más o un día menos. 

La estancia en la ciudad donde estamos, en la casa donde vivimos, el trabajo en el que estamos, todos estos eventos han iniciado su cuenta regresiva para terminar el mismo día que se iniciaron. Nuevamente, es una cuestión de óptica.

Solo hay algo totalmente cierto: al despertar vivos cada día, recibimos una nueva oportunidad. Cada día es una nueva oportunidad para cambiar. La decisión está en nosotros. Desde dejar de fumar, ver televisión, empezar ese libro que siempre quisimos leer, escribir, amar, dejar de hacer tal o cual actividad y reemplazarla por esta o aquella.  Es un ejercicio al principio complejo dejar atrás toda la carga emocional, pero con práctica se puede. Ir al gimnasio, comer mejor, dejar de engañarnos a nosotros mismos en el trabajo creyendo que trabajamos y no dando lo mejor de nosotros aunque no nos paguen lo que ese esfuerzo vale.

Las malas decisiones traen malas consecuencias, desde ejemplos simples. Veo diariamente a gente en el gimnasio entrenando entre bostezos, o enfocados en el smartphone o en el ipad… ¡Y luego se quejan de porqué no tienen resultados! Veo gente dando vueltas en sus oficinas, llegando tarde, enfocados en otros temas que no son los de su trabajo y luego se quejan de que les falta tiempo, que tienen trabajo atrasado y resulta que al final la culpa siempre es del jefe o del compañero al costado.

¡A veces las cosas son tan evidentes que cuesta tanto comprender como hemos sido engañados durante tantos años! Si vamos al campo y tenemos sed, buscamos un arroyo o un riachuelo. El instinto nos dice que el agua cristalina es mejor que la turbia, siglos de evolución nos dicen que el agua cristalina no nos causará daño. Sin embargo bebemos bebidas negras para procurar felicidad. ¡Es inconcebible! Si alguien se mancha la mano con grasa se lava de inmediato. Sin embargo ingerimos eso mismo a diario a volúmenes más que agresivos. El sentido común nos dice que entre una manzana y un paquete con papas fritas o cheetos de dudosa composición química, lo lógico es escoger la manzana y sin embargo escogemos lo industrial, lo químicamente procesado… ¡Y luego nos quejamos del cáncer!

Somos dueños de nuestras decisiones y también de las consecuencias de esas decisiones. El tiempo de cambiar es ahora. No es necesario esperar al primero de enero, donde miles de personas abarrotarán gimnasios, academias de idiomas, comprarán libros y que lamentablemente – la experiencia empírica lo demuestra año tras año – durarán muy poco en el intento la mayoría de ellos.

Cambie usted hoy, cambiemos cosas pequeñas. Separe su basura, separe lo orgánico de lo que no lo es. Vea menos horas de televisión. Deje a un lado por un rato su tablet, su pc, su celular, enfóquese en quienes lo rodean, en lo que está haciendo. No fume ese cigarro. Hoy respete la ley y no reviente ese cohete que ya compró. Hoy no le de cinco soles al policía. No soborne a ese funcionario o no se deje sobornar. Acaricie a su perro. Riegue sus plantas y si no las tiene compre una. Compre una manzana, disfrútela. Mire a las personas con confianza. Camine, haga ejercicio, saque su vieja bicicleta, sonría, sea feliz. 

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